Jean Prouvé, vanguardia y compromiso. Figura clave del movimiento moderno
Jean Prouvé, quien se granjeó un lugar insustituible en el diseño moderno por haber ideado soluciones vanguardistas para colectivos desfavorecidos en el contexto paupérrimo de posguerra, se ha convertido paradójicamente en uno de los nombres más cotizados del mundo del diseño.
En la figura de Jean Prouvé, vanguardia y compromiso fueron de la mano. El arquitecto y diseñador francés logró hacer de la utopía social una realidad, al menos dentro de sus márgenes de actuación, cuando tras la Segunda Guerra Mundial las ciudades bombardeadas precisaron una rápida reconstrucción.
Prouvé ideó soluciones punteras para cobijar al elevado número de personas sintecho en el París de los años de posguerra. Su militancia a favor de la integración social dio resultados en distintos frentes: casas prefabricadas de concepto revolucionario, mobiliario para colectivos, sinergias entre artesanos y arquitectos…
Colaboró con las figuras estelares del movimiento moderno, como Le Corbusier y Pierre Jeanneret, pero al mismo tiempo nunca renunció a su formación como herrero y forjador.
Con visión holística e integradora, supo conjugar todas estas ramas de la construcción y la decoración, teniendo siempre en cuenta el continente cuando lo llenaba de contenido. Se definía a sí mismo como “industrial” más que como diseñador o arquitecto, porque para él la investigación de los materiales, el trabajo en equipo, la importancia de economizar espacios y dotar de ligereza a sus diseños formaban parte de una misma esfera de creación.
Sus muebles alcanzan hoy los precios más elevados en las subastas porque son funcionales, rabiosamente modernos y objetos de colección únicos para los amantes del diseño. Ello puede constatarse en los remates de las licitaciones de sus mesas, sillas, armarios y lámparas en las principales casas de subastas.
Véase, por ejemplo, la excepcional mesa de comedor que combina cemento y acero galvanizado, que Prouvé hizo a medida para la colonia de vacaciones de Saint-Brevin l’Océan (1939), y actualmente está valorada entre 200.000 y 500.000 euros (procedente de Pinnacle Art Collection, y subastada en Sotheby’s).
O bien, la mesa de centro modelo 512 (1951) procedente de la Galerie Downtown de París y tasada en 75.000 euros en Sotheby’s.