Si hablamos de muebles icónicos, hay uno que desde los años setenta ha permanecido como una declaración de estilo y comodidad: el sofá Togo, diseñado por Michel Ducaroy. Su forma inconfundible, hecha de pliegues y líneas suaves, es inmediatamente reconocible y, a su manera, algo revolucionaria. Más allá de ser solo un asiento, el Togo ha llegado a representar la sofisticación relajada y el diseño audaz de una época.
¿Quién es Michel Ducaroy?
Michel Ducaroy, un diseñador francés nacido en 1925, siempre fue un adelantado a su tiempo. Provenía de una familia de ebanistas y escultores, lo cual explica su fascinación tanto por las formas como por la funcionalidad. Estudió en la prestigiosa École Nationale Supérieure des Beaux-Arts en Lyon, pero fue su trabajo en la empresa Ligne Roset, una de las principales marcas de mobiliario en Francia, lo que le dio la libertad para explorar materiales y técnicas experimentales.
El nacimiento de una revolución en diseño
El Togo Sofa fue presentado en 1973, en plena época de la contracultura y la experimentación en el diseño. Ducaroy buscaba crear un mueble que rompiera con los conceptos tradicionales de estructura rígida, algo que invitara a relajarse de verdad. Su inspiración vino de una experiencia bastante peculiar: ¡un tubo de pasta de dientes! Observando cómo se aplastaba y se retorcía, Ducaroy tuvo la idea de hacer un sofá que careciera de estructura interna, pero que ofreciera una experiencia de comodidad total.
Este diseño único fue una verdadera revolución para la época. En lugar de los sofás con armazón de madera o metal, el Togo es completamente autónomo, hecho de espuma de varias densidades que le da soporte sin necesidad de nada más. Esto lo convierte en un sofá liviano, fácil de mover y extremadamente cómodo. Como dijo Ducaroy en una ocasión: “El Togo no es un sofá, es un lugar donde puedes perderte y sentirte completamente tú mismo”.
¿Por qué el togo es tan popular?
El diseño del Togo es tan único que se ha mantenido en producción desde su creación. Su popularidad radica en que es, en esencia, un sofá que se adapta a la forma del cuerpo de quien se sienta en él. Puedes echarte, deslizarte o incluso acurrucarte en sus pliegues de espuma. Además, el Togo se fabrica en diferentes tamaños y formas: sofá, sillón, chaise longue e incluso una versión mini para los más pequeños.
Por otro lado, el Togo es también una pieza versátil que encaja en todo tipo de ambientes, desde un loft industrial hasta una sala de estar bohemia o minimalista. Está disponible en una gran variedad de colores y texturas, desde telas de lujo hasta
Una anécdota curiosa de Ducaroy
Dicen que Michel Ducaroy no era alguien a quien le gustaran mucho los elogios ni la fama; de hecho, era bastante modesto. Una vez, en una entrevista, le preguntaron cuál era el secreto para hacer un sofá tan revolucionario y, sin pensarlo demasiado, respondió: «Solo quería algo en lo que me pudiera recostar después de un día largo, algo que me diera un abrazo». Esta simplicidad en sus ideas y su enfoque en la comodidad explica por qué el Togo sigue siendo tan amado décadas después.
Otra anécdota divertida es que durante la presentación del Togo, muchos asistentes no sabían bien cómo sentarse en él. Estaban acostumbrados a los sofás convencionales, con apoyabrazos y respaldo firme, y no comprendían que podían literalmente *hundirse* en el Togo. Ducaroy observaba desde lejos y, entre risas, animaba a los más escépticos a probarlo. Fue solo cuando vieron a otros tumbándose sin formalidades que los asistentes se soltaron y empezaron a disfrutarlo. Para él, esa era la prueba definitiva: si lograba que la gente se relajara, su misión estaba cumplida.
Legado y popularidad actual
Hoy en día, el Togo Sofa es una pieza de coleccionistas, presente en hogares de todo el mundo y en decoraciones de revistas, series de televisión, películas y hasta en museos de diseño. Su precio puede ser elevado, pero eso no ha impedido que personas de diferentes generaciones sigan considerándolo una inversión.
La genialidad de Ducaroy fue entender que el diseño no debía ser solo estético, sino también emocional. El Togo no es solo un sofá; es una invitación a relajarse y a vivir el hogar de una forma diferente, libre de restricciones y con un toque de atrevimiento. En un mundo donde la funcionalidad y el estilo muchas veces chocan, el Togo nos recuerda que, a veces, lo mejor que puede hacer un mueble es permitirnos ser nosotros mismos.