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VAN BUKEN, Jan (Amberes, 1635 – 1664). Lote 34000143

LOTE EN SUBASTA

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VAN BUKEN, Jan (Amberes, 1635 – 1664).
“Grote Markt, Amberes”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado en el siglo XIX.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 60,5 x 87,5 cm; 80 x 107,5 cm (marco).
Actualmente se conserva otra versión de este mismo tema, también realizada por Van Buken, en el Museo del Hermitage en San Petersburgo.

Activo en Amberes en el segundo tercio del siglo XVII, Jan Van Buken se especializó en escenas costumbristas de carácter narrativo, situadas en interiores típicamente flamencos y también en exteriores, tanto reales como imaginarios. También realizó naturalezas muertas de gran calidad. Actualmente está representado en la Galería Nacional de Estocolmo y en el Museo Schwerin de Alemania, entre otras colecciones tanto públicas como privadas.
En este lienzo Van Buken plasma una escena cotidiana situada en la Grote Markt de Amberes, la principal plaza de la ciudad, y centro de la vida de Amberes desde el siglo XVI. El espacio está construido con un carácter acusadamente escenográfico, típicamente barroco, para lo cual Van Buken se basa en acusadas líneas de perspectiva que delimitan el espacio. La acción principal se desarrolla en los primeros planos, si bien vemos asimismo figuras y animales en el resto del espacio, repartidos de forma racional de forma que refuercen la construcción tridimensional del escenario. Así, en primer término vemos a un nutrido grupo de personajes, todos campesinos y gentes de la ciudad, vestidos con ropas sencillas, plasmados con un naturalismo propio de la pintura de género flamenca del periodo barroco: hombres y mujeres gesticulan, se mueven, e incluso nos dan la espalda, un recurso muy utilizado en la época por los pintores naturalistas. Asimismo, domina una paleta heredera del caravaggismo, en torno a los tonos ocres y terrosos, entre los que destacan toques de rojos y blancos.
La pintura de género en Flandes, como en Holanda, encerraba una lección moral en ocasiones apenas oculta. Las escenas pintorescas y las satíricas, con rudos campesinos entregados a los placeres, así como las escenas de ciudadanos conversando o danzando, han sido reconocidas desde hace mucho tiempo como ejemplos morales negativos que también aparecen como metáforas en la literatura moralizante popular de la época. En los Países Bajos la gente estaba familiarizada con los libros de fines moralizantes de Roemer Visscher, Jacob Cats y otros, como se deduce de los motivos artísticos derivados de ellos. De hecho, este tema encaja en una tradición más antigua. El significado de las notables escenas campesinas del arte flamenco anterior al siglo XVII, en su origen altamente negativo, existía ya en la Europa noroccidental de finales de la Edad Media como típico exponente de una cultura urbana burguesa, que se afirmaba contra el mundo campesino “incivilizado”. Sin embargo, en un sentido más amplio, la popularidad de las escenas campesinas se puede relacionar con un interés aún más antiguo por lo pastoril, que se deja ver también como otra forma de pintura de paisaje. Por otra parte, hay cuadros de grupo que se ajustan a otra preferencia, también existente en la Baja Edad Media, por los temas cortesanos. Así, la pintura de género en el Flandes del siglo XVII produce una impresión bastante conservadora. Los Países Bajos del Sur no cultivaron en realidad las imágenes de la vida doméstica contemporánea, más contenidas y aparentemente realistas pero de hecho emblemáticas, que encontramos en cuadros holandeses de la segunda mitad del siglo XVII.
No obstante, dentro de la escuela flamenca del siglo XVII, en los temas de costumbres, sí aparecerá una importante novedad, la llamada pintura de tabernas. Se trata de un género creado por Adriaen Brouwer (1605-1638) y David Teniers (1610-1690), caracterizado por representar interiores de taberna poblados de personajes variopintos y vulgares, a menudo incluso grotescos en el caso de Brouwer, rozando la caricatura. Este tipo de escenas, violentas en el caso de Brouwer y sus seguidores o más alegres, en el caso de la escuela de Teniers, gozaron de gran difusión, y llegaron a extenderse a Holanda, creando allí también un nuevo género. En este tipo de pintura los personajes serán los absolutos protagonistas, y más especialmente sus rostros y expresiones. Se trata además de obras derivadas del naturalismo, trabajadas en cromatismos reducidos, en torno a los colores terrosos, ocres, carmines, etc. Así, podemos relacionar este estudio de cabeza masculina con el género de la pintura de tabernas y más concretamente, por lo regular y casi idealizado de sus rasgos, con la tendencia iniciada por David Teniers, menos expresionista que la de su maestro Brouwer.

 

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