Descubre la belleza de los jardines históricos de Andalucía, donde el arte y la naturaleza se fusionan en un esplendor sublime. Explora estos oasis verdes que reflejan una rica herencia cultural y cautivan a todos los visitantes.

Los meses estivales son una oportunidad perfecta para visitar en su máximo esplendor los jardines históricos. El arte y la naturaleza van unidos en espacios en los que las plantas, la arquitectura y el arte se entremezclan de una manera tan sublime que los hace inseparables. Sería impensable, por ejemplo, una Alhambra sin el ruido de la Fuente de los Leones, el reflejo de las arcadas de mocárabes o el aroma de los arrayanes y naranjos. El placer que generan todos estos elementos ha cautivado a viajeros, eruditos y exploradores.

La Casa de Pilatos es probablemente uno de los lugares más bellos y excepcionales de España. La construcción del edificio parece definir en gran medida la esencia del arte español; la combinación de estilos árabe, mudéjar, romano y renacentista hace de él una visita obligada para cualquier amante del arte. Ubicado en el corazón de Sevilla, su historia se remonta a hace medio milenio; sin embargo, sus distintos propietarios lo han ido transformando paulatinamente según modas y colecciones. En su interior se atesora una de las primeras y más importantes colecciones de arte romano, importada en gran medida por el primer Duque de Alcalá de los Gazules. Artistas italianos como el arquitecto Benvenuto Tortello transformaron el palacio medieval en una residencia del Renacimiento. Arcos plenamente españoles de inspiración mudéjar y plateresca conviven con logias de capiteles corintios, alternadas por hornacinas y nichos que albergaban los mármoles imperiales. Patios y jardines recuerdan al ideal renacentista, donde el orden y la simetría del edificio se reflejan en la propia naturaleza. Juegos geométricos de boj y mirtos, las flores de los naranjos y el jazmín con su olor provocan un recuerdo memorable en el visitante. Actualmente, la propiedad forma parte de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli y está abierta al público.

Otros grandes aristócratas y coleccionistas andaluces dotaron de una belleza desbordante a su residencia, como es el caso de los Marqueses de Villaseca y Viana en Córdoba. En este lugar, los patios juegan igualmente un papel fundamental; los nobles son circundados a la manera de los peristilos por columnatas superpuestas, mientras que los de labor y más privados cuentan con una decoración vegetal mediante macetas que cuelgan de los muros, hiedras, buganvillas y plantas trepadoras. Fuera del ámbito de los patios se abren jardines de mayor envergadura, donde las fuentes se suceden entre albercas y estanques a la sombra de los cipreses. La clausura de estos espacios se intuye por el verdor desbordante a través de las tapias exteriores y de algunas escasas ventanas con rejas que parecen encerrar el idilio que allí se genera. El edificio, aunque destaque por su austeridad exterior, está plenamente abierto y accesible. Adquirido a finales del siglo pasado por la Fundación Cajasur, ahora es responsable de mostrarlo a todo el mundo como uno de los referentes de la ciudad con el centro histórico más grande del mundo, tal y como declaró la Unesco.

Andalucía ha sido el hogar de culturas tan diversas como los fenicios, romanos, cartagineses y musulmanes desde Siria a Egipto. Su esencia pura del Mediterráneo se enriqueció con los ecos de un imperio de ultramar y la fascinación por lo desconocido. Los jardines andaluces son el reflejo de esta increíble herencia. Al igual que en el coleccionismo, los mecenas privados han creado y cuidado uno de los tesoros que supone la naturaleza.