La Evolución del Arte: De la Tradición Orientalista a las Vanguardias Modernas
El conjunto de piezas de la colección privada que se subasta el próximo 25 de junio es de aquellas que nos permiten trazar un recorrido por las transformaciones que desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo pasado marcaron la evolución del arte. Sin duda, la intensa producción de este singular periodo dio luz a una progresiva ruptura con las convenciones academicistas para emprender el camino hacia la libertad creativa que proclamó la modernidad.
En este sentido, podemos iniciar el recorrido situándonos en la expansión colonial europea en el norte de África que durante el siglo XIX fue determinante en el deseo de numerosos artistas por viajar y explorar un mundo desconocido. De la representación de sus paisajes, costumbres y conflictos surgió la llamada pintura orientalista, un género con personalidad propia dentro del arte decimonónico. Los artistas, atraídos por lo exótico y lejano, representaron el mundo oriental bajo un prisma dominado por el carácter fantasioso y evocador que caracterizó los múltiples relatos sobre las tierras de la Africa Mediterránea y Oriente Próximo. La tendencia orientalista que tan en boga estuvo a mediados del siglo XIX transluce en obras como la de Margaret Murray Cookesley.
En la segunda mitad del siglo XIX y dentro del periodo que genéricamente se considera como realismo, prolifera un género artístico conocido como preciosismo, caracterizado socialmente por el gusto burgués y temáticamente por el costumbrismo. El profuso detallismo y minuciosidad que da luz a este tipo de escenas queda reflejado en obras como la de Baldomero Galofre, quien durante su estancia en Roma se vio irremediablemente influenciado por la estética de Mariano Fortuny.
Entre finales del siglo XIX y principios del XX, avanzamos hacia una pintura dominada por la mancha y la pincelada suelta de artistas que como Joaquim Mir modernizaron el género del paisaje en España. La profunda huella que los impresionistas dejaron en él se evidencia en la pareja de paisajes en licitación en los que el artista los reduce a sus elementos básicos mediante un excelente manejo de la luz y el color, la cual cosa lo convirtió en uno de los máximos representantes del postimpresionismo español.
Otra de las tendencias estéticas que como el Noucentisme marcaron el arte de este periodo transluce en la obra de Mariano Andreu, cuya estética se reviste de un clasicismo moderno de índole mediterránea, relacionado con la vuelta al orden que artistas como su admirado Pablo Picasso capitanearon.
Entrados de lleno en el siglo XX, la irrupción de las vanguardias revolucionó por completo la escena artística. Como capital mundial del arte, Paris supuso un atractivo irrenunciable para multitud de artistas de todas las nacionalidades que llegaron a la capital francesa en búsqueda de nuevos estímulos. Entre ellos cabe destacar la amplia nómina de artistas españoles que como Miró llegaron a Paris huyendo de las prácticas artísticas de una sociedad finisecular anclada en el pasado. Los múltiples movimientos y tendencias artísticas que se sucedía y solapaban a un ritmo frenético convirtieron Paris en el suelo fértil en el que experimentar y desarrollar su personalidad creativa.
De hecho, podemos relacionar a Miró con otro de los protagonistas de la subasta como es el artista y teórico francés Albert Gleizes, quien compartió diversas afinidades estéticas y filosóficas con el maestro catalán. En este sentido, tenemos constancia de la influencia cubista que ejerció Gleizes sobre Miró, tanto a través de la exposición realizada en Can Dalmau, como del famoso libro Du Cubisme (1911), que Miró atesoró en su biblioteca durante toda su vida.
Ya en la década de los años 20 y 30 se produce la que sería la segunda ola migratoria de artistas españoles instalados en París entre los que destacan figuras de la talla de Hernando Viñes, Gomez de la Serna, Oscar Domínguez, Francisco Bores o Manuel Angeles Ortiz los cuales conformaron la llamada Escuela Española de París. Lejos de ser un grupo artísticamente homogéneo, esta escuela es el resultado de una suma de personalidades y trayectorias artísticas cuyo denominador común, lo encontramos en la investigación, experimentación y asimilación de los múltiples y novedosos contextos artísticos que las vanguardias históricas les brindaron.
La excepcional comunidad de artistas que la ciudad acogió contribuyó sin duda a la creación de una atmosfera de intensa creatividad que hizo de este periodo artístico un hito prácticamente irrepetible.