Te contamos por qué la procedencia de una obra es tan importante y la historia de algunas de las piezas de nuestra selección de arte tribal.
La procedencia de una obra de arte es su historial de propiedad, un factor crucial que determina su autenticidad y valor en el mercado. Conocer su recorrido, desde su creación hasta el presente, permite vincularla a momentos históricos y figuras relevantes, aumentando así su prestigio. Una documentación precisa no solo garantiza la autenticidad de la pieza, sino que también la contextualiza, convirtiéndola en una inversión aún más interesante para coleccionistas.
En el arte tribal africano esto es especialmente importante, y en las piezas de la próxima subasta vemos nombres que sonarán a los coleccionistas más avezados, como podría ser el de la Galería Alain & Abla Lecomte, en la célebre “Rive gauche” de París, del lote 35340695, o del coleccionista Jack Meerschwam, de Países Bajos.
Otra de las piezas más destacados de la subasta (35340739) es una escultura ritual del pueblo Lobi, en Burkina Faso, del siglo XIX, donde, nuevamente, salen a la luz importantes nombres, como el de James Willis, en San Francisco, quien lideró el mercado del arte tribal en Estados Unidos, desde 1982 hasta el año 2001; Willis cedió la mejor pieza de su colección, una figura materna Bamana del siglo XIV, al Museo de Arte del Condado de Los Ángeles. Otro nombre clave, que figura en este lote, es el de Seymour y Alyce Lazar, cuyas colecciones han sido subastadas tanto en Sotheby ‘s Nueva York como en Lempertz, en Colonia.
Encontramos otro referente en la próxima subasta, Boris Kegel-Konietzko (35340696), quien lideró la renombrada galería alemana de arte tribal Kegel-Konietzko & Dorn en 1964, cuyos orígenes se remontan a comienzos del siglo pasado.
En conclusión, estamos ante una oportunidad inmejorable para adquirir piezas procedentes de marchantes o galerías reconocidas por el mercado, lo que asegura tanto la autenticidad como el valor inversor de las piezas