De Kooning y el Legado del Expresionismo Abstracto

Imagen de portada: Willem de Kooning, Sin título, 1965. Lote 40012538.

Cuando pensamos en el arte del siglo XX, pocos movimientos han sido tan transformadores como el expresionismo abstracto. Surgido en la década de 1940 en Nueva York, no solo marcó un giro radical en la historia del arte occidental, sino que colocó a Estados Unidos en el centro del mundo artístico por primera vez. Dentro de ese movimiento, uno de sus pilares fue Willem de Kooning, un artista cuya obra y pensamiento capturan como pocos la esencia visceral y libre de esta corriente. 

La esencia del expresionismo abstracto: entre gesto libre y la emoción cruda  

El expresionismo abstracto fue mucho más que una técnica o un estilo: fue una actitud radical. Los artistas vinculados a este movimiento —como Jackson Pollock, Mark Rothko, Franz Kline y Willem de Kooning— rompieron con la tradición figurativa para emprender una exploración sin precedentes en torno a las posibilidades expresivas de la pintura gestual y su  libertad formal.

Con ellos, el arte se transformó en una danza visceral entre el alma y el lienzo, una búsqueda profunda por expresar lo inefable que como un grito silencioso atraviesa la tela. En ella las  formas y colores dejan de ser simples  elementos visuales para convertirse en manifestaciones crudas y pulsantes, llenas de emoción.

En sus trazos libres y gestuales se revela la intensidad de la existencia: la lucha interna, la esperanza ardiente, el impulso primario. Cada pincelada desafía la razón e invita a abrazar lo irracional, lo instintivo, lo esencial.  De  este modo, la abstracción se convierte en un lenguaje universal en el que las figuras se disuelven para dar paso a una experiencia emocional abierta, donde el espectador puede perderse, reencontrarse y, sobre todo, sentir. Sin lugar a duda, la energía que emana de estas obras es el mejor testimonio de la  búsqueda constante por comprender lo profundo, lo oscuro y lo sublime que habita en cada uno de nosotros.

De Kooning: exponente clave del movimiento

De Kooning - retrato
Willem de Kooning en su estudio.

«No me interesa ‘abstraer’ ni quitar cosas ni reducir la pintura a diseño, forma, línea y color. Pinto de esta manera porque puedo seguir agregando más cosas: drama, ira, dolor, amor, una figura, un caballo, mis ideas sobre el espacio. A través de tus ojos, vuelve a convertirse en una emoción o una idea.»

En este terreno emocional y a veces caótico, De Kooning encontró su inconfundible  lenguaje. El artista de origen neerlandés pero profundamente influenciado por la vida en Nueva York, se destacó por su enfoque híbrido, abrazando la abstracción sin renunciar por completo a la figura humana. Sin embargo,  obras como la que presentamos en subasta el próximo día 19, son el ejemplo clarividente de la suma importancia y significación que De Kooning otorgó al gesto. 

La obra, realizada en 1965, pertenece a una etapa de transición muy rica en su carrera, donde su lenguaje visual evoluciona notablemente. Aunque de tamaño modesto, la pintura despliega una gran energía gestual y un vibrante uso del color, característicos de su trabajo en los años sesenta. Para entonces, de Kooning ya era un artista reconocido internacionalmente, pero su mudanza a East Hampton marcó un cambio importante, alejándose del caos urbano y acercándose a un entorno natural que influyó en su estilo. Sus formas se hicieron más abiertas, los colores más luminosos y los gestos menos intensos, reflejando la atmósfera del paisaje costero. El fondo blanco actúa como espacio negativo, destacando los brochazos que, aunque abstractos, evocan elementos de la naturaleza o del cuerpo humano. La combinación de materiales como óleo, acrílico y ceras crea superposición de texturas que  enriquecen la obra, alternando  zonas densas y empastadas y otras más diluidas y transparentes. Una línea grisácea sugiere una estructura interna que ordena el aparente caos, conectando con sus composiciones biomórficas anteriores. Todos los elementos y características descritas hacen de esta obra una pequeña ventana  al espíritu de su producción de  los años 60, anticipando la ligereza casi líquida que caracterizará su pintura en la década siguiente.

Sin duda, y como podemos palpar en esta obra, el proceso creativo es  tan importante como el resultado final  convirtiendo cada trazo en un acto emocional que deja una huella honesta en el lienzo, consolidando la idea de que el arte puede ser una experiencia existencial y no solo un objeto para contemplar. En definitiva, un campo de batalla emocional donde el artista y el espectador se exponen.

El informalismo español: un diálogo con De Kooning

Antonio Saura
«Mutation», Antonio Saura, 1980. Lote 35217601

Aunque el expresionismo abstracto nació en Estados Unidos, su impacto se extendió rápidamente a Europa, transformando la concepción de la pintura en el Viejo Continente. En España, durante las décadas de los 50 y 60, un grupo de jóvenes artistas comenzó a adoptar la libertad gestual y la abstracción emocional propias del movimiento, influenciados por figuras como Jackson Pollock, Mark Rothko y, especialmente, Willem de Kooning. Estos artistas buscaron, al igual que De Kooning, plasmar la experiencia subjetiva, el movimiento y la energía interna de las emociones, algo que resonaba profundamente en un país marcado por la represión y el sufrimiento colectivo. A pesar del aislamiento cultural impuesto por el régimen franquista, muchos creadores españoles exploraron nuevos lenguajes y estilos inspirados en las ideas del expresionismo abstracto. De Kooning, con su énfasis en la energía del gesto, las formas distorsionadas y la tensión entre lo figurativo y lo abstracto, se convirtió en un referente clave. En una España aislada, la pintura se transformó en una forma de resistencia emocional, un medio para expresar angustia, desesperanza y, a la vez, una libertad interior imposible de manifestar de otro modo. Así, artistas como Antonio Saura, Manuel Millares, José Guerrero y Juan Genovés tomaron del expresionismo abstracto sus formas y energía, pero las adaptaron a sus propias inquietudes, transformando en ocasiones la violencia gestual en una reflexión profunda sobre la posguerra y la represión.

Descubre más sobre la obra de De Kooning que se licitará el 19 de junio. Puedes explorar todo el catálogo de la subasta en nuestra web.

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