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Martín Bernat, pintor de retablos. En subasta en Setdart.

Martín Bernat fue un pintor español perteneciente a la corriente hispano-flamenca aragonesa. Estuvo asociado como seguidor de Bartolomé Bermejo cuando este se instaló en Zaragoza hacía 1477. La relación profesional entre ambos pintores se atestigua mediante documentos fechados dónde consta que Bernat acordó terminar el retablo de Santo Domingo de los Silos iniciado por Bermejo.Posteriormente, fue colaborador de Miguel Ximénez, autor que trabajó en el círculo de Bermejo. Aunque muchas veces se trata en la historiografía clásica a Bernat como dependiente y colaborador de Bermejo debemos tener en cuenta que realizó obras también en solitario. En este caso, en Setdart, se presenta una tabla dónde se observa a María sentada sobre un rico trono, ornamentado con motivos vegetales tallados en brazales y tracería gótica calada en el respaldo del asiento. La Virgen, como es habitual, presenta una edad joven y sostiene entre sus brazos al niño Jesús. En este caso se destaca la gestualidad de sus figuras provocando como resultado que la pintura adquiera un tono intimista.

 

“Virgen con el Niño”

 

Por lo que corresponde a la técnica formal y estilística podemos ver la influencia de Bermejo que se deja notar en el diseño ornamental y exhaustivo del trono, en el interés por la expresividad de los gestos y en el trabajo de los ropajes, que forman complejos pliegues de aspecto pesado, característica corriente en la pintura de influencia flamenca. Además, como en la obra “La Crucifixión” conservada en el Museo del Prado, vemos la proximidad de Bermejo en la anatomía de los personajes, de carnaciones y proporciones esbeltas. Por otra parte, como es habitual en la pintura gótica aragonesa y catalana de la segunda mitad del siglo XV, los nimbos de ambos personajes y la orla del manto de María se han trabajado en relieve de yeso, después recubierto de pan de oro, a fin de añadir a la pieza calidades táctiles, una mayor nota de realismo y, sobre todo, el brillo dorado.

 

El tema de las Vírgenes, o Madonnas, con el Niño son un tema recurrente del arte occidental entre el siglo XII y XVI igual que lo fue en el arte paleocristiano y bizantino en el s. XI. La pintura y escultura románica tiene entre sus motivos principales la Virgen con el Niño, especialmente durante la intensificación al culto mariano del s. XII. De esta época, encontramos un ejemplo muy característico en Santa Maria de Tahull dónde en el detalle de uno de los frescos del ábside vemos la figura sedente de una Virgen con el niño en el regazo. Cuando avanzamos en el tiempo podemos observar como en el Gótico los rostros de la Virgen se dulcifican, se hacen más humanos y, también, el rostro de los niños. De esta forma proliferan las vírgenes denominadas mater amabilis, herederas de las “Vírgenes de la ternura” o Glycophilousabizantinas. A partir de finales del s. XIV el tema de las vírgenes con una expresión que denota una gran sensibilidad es particularmente extenso. Es el caso de la obra de Martín Bernat que corresponde al estilo hispano-flamenco.

 

Un primer aproximamiento historiográfico a esta obra sugiere que se podría tratar del compartimiento central de un retablo pintado por Bernat del cual formarían parte unas tablas dedicadas a la Pasión de Cristo y a un Calvario conservadas en la misma colección Milà de Barcelona de dónde esta procede.