El canto de Andy Warhol a la belleza masculina.

Mucho antes de que Andy Warhol se  convirtiera en la fulgurante estrella del pop Art, el artista creó durante la década de los años 50 más de 300  dibujos que, en su totalidad, representan una verdadera oda a la belleza masculina.  A este fascinante conjunto pertenece la obra ” Unknow nude male” que el próximo día 16 licitaremos en nuestra subasta de arte contemporáneo. Haciendo gala de su carácter osado, un joven Warhol se atreve a  retratar y celebra el desnudo masculino  en una época  donde la libertad sexual en Estados Unidos, lejos de ser conquistada, se perseguía, estigmatizaba y castigaba. Pese a la rotunda popularidad de su obra, dibujos como este, se convierten en verdaderas joyas que  nos  revelan la faceta menos conocida de Andy  Warhol, proyectándonos en un viaje  hacia  los primeros pasos  que llevaron  al artista a convertirse en todo un icono de la modernidad.

Durante los años 50, siendo ya un ilustrador comercial en auge, Warhol quiso darse a conocer en la escena artística de la ciudad de New York con una serie de dibujos que, lejos de contar con  el beneplácito de las más prestigiosas galerías de arte, provocaron el más absoluto de los rechazos y le comportaron incluso la vigilancia por parte del  FBI a causa de las tendencias homosexuales que mostraba en sus obras. La censura que sufrió durante los años 50 y 60, le llevaría a suprimir conscientemente toda connotación  homosexual en su trabajo, hasta que el rotundo éxito que alcanzara en los años 70 le permitió despojarse de cualquier  tabú homófobo para explorar  la complejidad de la sexualidad y el deseo masculino.

Lote: 35251043. “Unidentified Young Male”, ca. 1956.

De hecho, la archiconocida  fascinación de Warhol por los famosos, el dinero, la producción en masa y la publicidad es comparable a la obsesión que despertó en él la figura masculina en su sentido más amplio. Warhol retrató a hombres jóvenes, muchos desnudos y algunos abiertamente sexualizados que se muestran ociosos, orgullosos o incluso aburridos de su belleza, mientras el artista con el pícaro voyerismo que le es propio, los dibuja embelesado.

De este modo, su capacidad  para captar la belleza y excepcionalidad de los objetos más comunes y banales  -ya sea una lata de sopa, un arma o un plátano- se traduce aquí en el interés de Warhol por retratar cuerpos masculinos, musculados y bellos, que a menudo  se alejan de los parámetros que rigen el canon viril, desvelando ciertos  rasgos y actitudes “femeninas” con los que los protagonistas han elegido mostrarse al mundo con orgullo. Por tanto, los hombres de Andy Warhol, más allá de su belleza, se  declaran osados, exhibicionistas, y sobre todo despojados del miedo y la represión que por aquel entonces era habitual . La actitud de sus modelos es al fin y al cabo un reflejo del propio artista, quien a diferencia de muchos de sus contemporáneos, lejos de rehuir de su identidad, se apoya en ella  para crear una imagen ambigua y provocadora de sí mismo.  Por tanto, estos dibujos nos permiten adentrarnos en una faceta mucho más personal de este enigmático artista, en la que se nos revela la visión más intima, cercana  y vulnerable de un  mundo interior que, en  escasas ocasiones volverá a exhibir en sus obras.

En dibujos como este, principalmente realizados  en tinta sobre papel, Warhol exhibe un estilo cercano a los bocetos de Jean Cocteau e incluso Matisse.  Con una línea tan ágil como depurada y precisa, Warhol es  capaz de resolver la figura humana  en apenas unos pocos trazos, en los que nos anticipa el enfoque obsesivo por capturar a las personas en momentos concretos, como si se tratase de una fotografía. Centrando, o como aquí ocupando la totalidad del soporte, los cuerpos carentes de cualquier referencia espacial se convierten, en manos de Warhol, en objetos de fetiche precursores de los  retratos   que posteriormente realizará a artistas como Dennis Hopper, Grace Jones, Mick Jagger o Gianni Versace.

Una vez más, la obra de Warhol nos demuestra que, tras su aparente banalidad y superficialidad, subyace un carácter complejo y un genio revolucionario que transformó para siempre la concepción del mundo del arte.

El diseñador Gianni Versace retratado por Andy Warhol.
La mdoelo jamaicana Grace Jones a través de los ojos de Warhol.
Su majestad satánica, Mick Jagger, íntimo de Warhol.