Antoni Clavé: un hito en la historia de los carteles cinematográficos

Lote: 35296107. ANTONI CLAVÉ I SANMARTÍ (Barcelona, 1913 – Saint Tropez, Francia, 2005). “La ninfa constante”, 1934. Obra original exhibida en los cines Capitol.

Durante el periodo de la Segunda República el cartelismo vivió una época dorada de la mano de Antoni Clavé. Los carteles cinematográficos que el artista catalán realizó ente 1833 y 1835 representan uno de los mayores hitos de las vanguardias nacionales e internacionales en este ámbito. Prueba de ello es el cartel original realizado para la película “La ninfa constante”. El mismísimo gouache de más de dos metros que lució hace ya más de 80 años en el vestíbulo del mítico cine Capitol de la ciudad condal anunciando el estreno del film, será licitado en nuestra subasta de arte contemporáneo del próximo día 27 de julio

La revolución cartelística que tuvo lugar con la llegada de la Segunda República significó una gran oportunidad para decenas de jóvenes artistas, que encontraron en la ilustración publicitaria el impulso definitivo a su trayectoria. En un momento en el que las artes plásticas vivían una profunda crisis creativa en España, irrumpió un nuevo mercado en el que el cartel  se convirtió gracias a las transformaciones sociales y políticas, en el más genuino arte de masas. Prueba de la envergadura que especialmente alcanzó este fenómeno en la ciudad de Barcelona fue la constitución en 1931 de la primera Asociación de Cartelistas, de la que Antoni Clavé formó parte desde su fundación.

Tras presentar una maqueta para los cines Tívoli en la que ilustra un arlequín picassiano, un jovencísimo Clavé logró iniciar a partir de 1933 una prolífica colaboración con la empresa CINAES, propietaria de las salas de cine más prestigiosas de la ciudad Condal.  La absoluta libertad de creación que le concedieron dio rienda suelta al artista, quien tomando como referentes a grandes figuras en el ámbito como Josep Renau, Cassandre, o Jean  Carlu, pero también a Miró, Picasso, o Calder transformó y ennobleció el arte del cartelismo.

A diferencia de las técnicas litográficas con las que habitualmente se producían los carteles publicitarios, Clavé concibió cada uno de ellos como una obra única pintada al gouache sobre papel. Heredero de la tradición que iniciaron los artífices del modernismo catalán como Casas, Rusiñol, Utrillo o Picasso, el estilo vanguardista de Clavé destacó de forma abrumadora frente al estilo conservador dominante en aquel entonces mostrando un férreo compromiso con la libertad promulgada por los movimientos internacionales como el arte objetual, el surrealismo el cubismo o el futurismo.

Radicalmente opuesto al hiperrealismo del cartel cinematográfico convencional, el pintor concebirá un tipo de cartel totalmente despersonalizado en el que las estrellas protagonistas estarán representadas como si de maniquís se tratara. Despojados de cualquier atisbo emotivo, Clavé centra toda la atención en el impacto de las formas los volúmenes y las líneas curvas bajo una factura limpia netamente vanguardista.

De los múltiples carteles realizados en esta esplendorosa etapa, tan solo han llegado a nuestros días 32 de los cuales 19 se exhibieron como en el caso que nos ocupa, en el vestíbulo del Club Capitol. Precisamente los que iban destinados a esta sala fueron los más espectaculares de todos ellos, debido a la voluntad del propietario en hacer de cada estreno un verdadero evento escenográfico. Como curiosidad cabe destacar que la razón de su supervivencia a la Guerra Civil española, se debe a que el propio Clavé envió en el año 1935 a Alemania, una selección de sus carteles para el reportaje que le dedicaría la revista Gebrauchspraphick. Seis años después fueron devueltos intactos al domicilio del artista.

La figura de Antoni Clavé estará por siempre ligada a la historia del cartelismo. Con ellos dio el pistoletazo de salida a una fulgurante carrera en la que, entre muchos otros logros, se convirtió en el exponente más genuino del mundo cartelístico barcelonés.