"Noche de gatos" de Zabaleta.

La superposición de planos apuntando a distintos niveles de realidad fue característica del quehacer de Rafael Zabaleta, alcanzando en esta pintura una especial maestría.

En “Noche de gatos” (1958), el rico simbolismo se conjuga con la audacia compositiva. La descomposición cromática, formal y la disposición triangular de los felinos forman una meditada simetría que logra un equilibrio característico de las obras del artista. Los ojos amarillos y sus posturas de efigies los denotan con un halo sobrenatural, otorgando a la condición felina un poder mediador, de enlace entre mundos, entre el sueño y la vigilia.

En segundo término, ventanas iluminadas de distintos apartamentos nos introducen en la intimidad de sus habitantes al anochecer: una mujer tumbada en su cama, un hombre escribiendo o estudiando… La luna llena, en el fondo, baña de tonos violáceos la cordillera, jaspeada de un intenso azul.

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Rafael Zabaleta. Autorretrato. 1956

Nacido en el seno de una familia acomodada, Rafael Zabaleta (Quesada, Jaén, 1907–1960) manifiesta ya desde niño su afición a la pintura, por lo que tras finalizar sus estudios de bachillerato se trasladó a Madrid e ingresa, en 1925, en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Allí tendrá como maestros a Lainez Alcalá, Cecilio Pla e Ignacio Pinazo, y en 1932 participa por primera vez en una exposición colectiva, la de los alumnos de San Fernando. En 1937 es nombrado delegado del Tesoro Artístico Nacional, y también por estas fechas inicia una serie de dibujos sobre la Guerra Civil. En 1940 se instala en Madrid, donde asiste a las tertulias del Café Gijón y dibuja y pinta en el Círculo de Bellas Artes. Dos años más tarde visita a Aurelio Biosca, director de la madrileña galería Biosca, con una carta de presentación del escultor Manolo Hugué. Allí celebrará su primera muestra individual ese mismo año. Al año siguiente participa en el Primer Salón de los Once y pasa a formar parte de la Academia Breve de Crítica de Arte de Eugenio d’Ors, a la que también pertenecía Biosca. Zabaleta tomará parte en la mayoría de sus Salones de los Once y exposiciones antológicas. En 1945 participa en la colectiva “Bodegones” realizada en el Museo Nacional de Arte Moderno. En 1947 realiza su primera individual en Barcelona, en la galería Argos. Dos años más tarde viaja a París, entrando en contacto con Picasso, Óscar Domínguez, M. Ángeles Ortiz y otros. El año de su definitiva consagración será el de 1951, cuando celebre una exposición individual en el Museo de Arte Moderno de Madrid. En 1955 obtendrá el Premio de la UNESCO en la Bienal Hispanoamericana de Barcelona. Durante sus últimos años Zabaleta será un artista ya plenamente reconocido, invitado a las más importantes exposiciones y salones tanto en España como en ciudades extranjeras de la importancia de París. La colección más importante de su obra se encuentra en el Museo Zabaleta de Quesada, si bien también está presente en los más prestigiosos museos del mundo, en ciudades como Buenos Aires, Nueva York o Tokio.