Joaquim Mir, Los olmos.

Altos olmos recortados en negro por el efecto del contraluz dejan entrever a través de su agitado follaje el puente rústico que precede la cordillera azulada. Los planos se superponen con audacia en este lienzo que Joaquim Mir realizara en la plenitud de su carrera.

“Los olmos” (véase núm. 35162530) fue pintado por el artista barcelonés en el Camp de Tarragona, probablemente hacia 1908, una época especialmente fructífera del pintor, cuando se trasladó al campo y trabajó durante unos años inmerso en la naturaleza. Un año antes había obtenido primera medalla en la Exposición Internacional de Bellas Artes de Barcelona, época también de importantes exposiciones individuales, como la que celebró en la galería del Fayanç Catalá en 1909.

En este óleo, Mir nos brinda una visión exaltada e íntima de una porción de tierra, dejando impreso en él su estado de ánimo. Su intención es captar deteminado momento del día y cierto matiz lumínico, pero el estudio del natural queda supeditado a su intenso temperamento. Para ello emplea una factura resuelta a toques raudos y gestuales, en la que destacan una amplia gama de violetas y ocres en sinfónico contraste con el azul del cielo.

Lote: 35162530 JOAQUIM MIR TRINXET (Barcelona, 1873 – 1940). "Los olmos", Camp de Tarragona.

Joaquín Mir Trinxet (Barcelona, 1873 – 1940) estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Jordi de Barcelona y en el taller del pintor Luis Graner. Su estilo recibió también la influencia de la Escuela de Olot, ciudad de origen de su padre. Pronto se sintió incómodo con la enseñanza oficial, anclada en una concepción de la pintura realista, por lo que en 1893 fundó junto con otros compañeros (Nonell, Canals, Pichot, Vallmitjana y Gual) la “Colla del Safrà”, para indagar en común en las iniciativas pictóricas de fin de siglo. En 1896 llegaron a participar como colectivo en la III Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas, a la que Mir presentó dos obras que nos dan una clara idea de los ideales del grupo: “La huerta del rector” y “El vendedor de naranjas”.

Mir retratado por Casas.

 

Por estos años dará a conocer su obra a través de exposiciones individuales, como las que celebró regularmente desde 1884 en la Sala Parés de Barcelona, obteniendo siempre gran éxito de ventas y de crítica. En 1890 ya era expositor habitual de la galería, donde mostraba novedades cada semana. La unión entre Cusachs y la Sala Parés fue tan profunda, de hecho, que a la muerte del pintor la galería se sumió en un periodo de absoluta decadencia. Cusachs también participó en certámenes oficiales; en 1887 obtuvo un notable reconocimiento en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid con tres cuadros, uno de los cuales fue adquirido por la regente María Cristina (“En el campo de maniobras”). En 1891 participó en la Exposición de Berlín y obtuvo la Medalla de Oro, por su obra “Maniobras de división”. Cusachs destacó además como un célebre retratista militar, y pintó entre otros al general Prim, al rey Alfonso XIII en uniforme militar y al presidente mexicano Profirio Díaz. Otras obras reseñables de su mano son “La huida a Egipto” (1904) del monasterio de Montserrat, uno de sus pocos lienzos religiosos, y “Abnegación” y “Pensamiento lejano”. Estilísticamente, Cusachs fue un hombre abierto a la innovación, aunque su obra siempre estuvo tamizada por el filtro de la valoración el estudio y la meditación. Así, adoptó aquellos aspectos que consideraba de valor, y desechaba el resto. El grueso de su obra está recogido en el Museo de Arte Moderno de Madrid y en el Nacional de Arte de Cataluña.