(Re)descubriendo a Javier Mariscal. 23 de Diciembre en Setdart.

Polifacético e infatigable  como pocos, Javier Mariscal ha hecho de la creatividad su razón de ser. Tras 40 años de trayectoria a sus espaldas, la pulsión creativa sigue siendo para él una necesidad tan básica como respirar. Naif, irreverente e irónico como siempre, Mariscal vive inmerso en un continuo desarrollo artístico que afronta con el entusiasmo y compromiso propios de quienes han logrado hacer de su vocación su forma de vida. Prueba de ello son las 12 obras que Setdart licitará el próximo día 23 en una subasta monográfica sin precedentes, dedicada íntegramente a su producción pictórica. La implicación del artista en el proceso de selección de las obras, otorga un valor añadido al conjunto de oleos, acrílicos, acuarelas y tintas reunidos en la que supone la primera colaboración de Mariscal con una casa de subastas. Frente a las escasas ocasiones de adquirir su obra en licitación, la colección que actualmente se puede visitar en la sede barcelonesa de Setdart, representa una oportunidad inédita en el sector, que nos redescubre la faceta como dibujante tras la Mariscal piensa, concibe y vertebra toda su trayectoria.

Javier Mariscal entró a formar parte de nuestro imaginario cultural y popular gracias a Cobi, la icónica mascota que nos acompañó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Sin embargo, su bagaje profesional va mucho más allá de ser el creador de este simpático perro cuyo diseño se convirtió  en el más rentable de la historia de las olimpiadas. Despojados de esta visión simplista, descubrimos una obra sorprendente en la que, entre múltiples disciplinas, técnicas y soportes emerge una vitalidad e identidad tan singular como incombustible

En el año 1971, el artista de origen valenciano decide trasladar su residencia a Barcelona para iniciar sus estudios de diseño gráfico en la escuela Elisava. Sin embargo, su formación académica   pronto se vio  interrumpida por un impetuoso instinto, que, de forma autodidacta, le acercó a la  cultura underground propia del mundo del cómic.  A partir de los años 80, su naturaleza inquieta y curiosa, le guiará por una  trayectoria de  carácter multidisciplinar  que abarca ámbitos tan diversos como la   pintura, la escultura, la ilustración, la animación  o el diseño, donde, gracias al éxito de  iconos como taburete dúplex,  logra ser reconocido como uno de los diseñadores de mayor proyección internacional. En las décadas sucesivas,  Mariscal encadenó un sin fin de proyectos y galardones  entre las que destacan  sus colaboraciones con Codorniu, Estrella Damm,  Bancaja,  Camper o  H&M y diversas exposiciones en prestigiosos museos como el  Design Museum de Londres o el Centro Georges Pompidou  de París.

Sin embargo, no todo en su vida han sido triunfos. Tras unos años marcados por una crisis económica que le obligó en el año 2014 a cerrar su estudio en el Poble Nou barcelonés, Mariscal como todo buen artista, supo transformar las adversidades en su fuente de inspiración para resurgir de nuevo, con el espíritu vitalista mordaz e ingenioso que siempre le acompañó. Su obra, es a fin de cuentas el reflejo de una   particular comprensión e interpretación   del mundo, que encuentra en el dibujo, su forma de expresión más pura. Es en su genuina condición de dibujante, donde nacen   las raíces   de   un lenguaje plástico propio que emerge ahora en su plenitud a través del conjunto de obras que conforman la subasta.

En todas y cada una de sus acuarelas, tintas o acrílicos subyace la esencia vital del mediterráneo, cuya música, luz, calles, bares y amistades, inspiraran la alegría de vivir con la que Mariscal envuelve su universo creativo. En este sentido, el imaginario artistico que da luz a su particular sello, se encuentra irrevocablemente unido a las experiencias personales y enclaves geográficos de un transcurso vital que nos anuncia la filosofía de vida a la que Mariscal jamás ha renunciado. De este modo, los ambientes más comunes y cercanos   se convirtieron en el escenario ideal a través del que dar cuerpo a una manera de entender el arte y la vida, según la cual, “ todo ser viviente lo único que quiere es buscar vivir mejor pasárselo bien y hacer lo que le apetece”. Con su característico estilo, de exuberantes colores, trazos espontáneos y formas simplificadas a su esencia, Mariscal, captura un mundo hecho de instantes fugaces llenos de vida, que, en su calidez, sencillez, y cercanía, podemos identificar como propios. Su narrativa directa y despojada de abalorios, dibuja un universo donde, en compañía de personajes míticos como los garriris , nos contagiamos del sentido lúdico, gamberro y desenfadado que irradia tanto de sus abigarrados interiores y objetos cotidianos, como de sus   paisajes naturales y vistas urbanas.

Gracias a su férreo compromiso con la cultura y a su infinita capacidad de adaptación Mariscal ha logrado reinventarse constantemente, sin perder un ápice de su personalidad que, en consonancia a su obra, se construye en espacios fronterizos, a medio camino entre la inocencia y la picardía, la alegría y la nostalgia, la diversión y el compromiso… ese espacio donde reside la esencia indivisible de una vida hecha arte.