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Escuela china del siglo XIX. “Vapor, mercante y junco chino frente a Cantón”.

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Escuela China

Escuela china del segundo tercio del siglo XIX. “Vapor, mercante y junco chino frente a Cantón”.
Óleo sobre lienzo.
23 x 56 cm; 35 x 69 cm (marco).

 

El interés por los productos artísticos y de lujo producidos en Oriente se despertó muy pronto en Occidente. La famosa Ruta de la Seda, una compleja red de conexiones comerciales a través de las que circulaban todo tipo de productos, además de los codiciados tejidos de seda, se originó en la primera centuria antes de Cristo y se mantuvo vigente a lo largo de toda la edad media. Ya en la edad moderna, portugueses, ingleses, españoles y holandeses buscaron nuevas rutas e importaron nuevos productos que reforzaron la fascinación de Occidente por el extremo Oriente. Entre los mayores impulsores del comercio con China se encontraba la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, con sede en numerosos emplazamientos asiáticos, y especialmente en Cantón. Desde Cantón viajaron en los barcos holandeses una gran variedad de productos realizados en China pero, en muchas ocasiones, adaptados al gusto de los compradores occidentales a los que iban destinados, como es el caso del conjunto de pinturas que ahora presentamos.

La pintura china nació ligada a la caligrafía y por ello tradicionalmente se realizaba con tinta, acuarela o gouache sobre papel de arroz o seda. De entre todos los géneros practicados por los pintores chinos el paisaje fue muy apreciado, y a menudo entendido como la plasmación de una reflexión profunda o una emoción del artista ante la naturaleza y el mundo. En el siglo XIX, el intenso contacto con Occidente propiciará la creación de nuevos subgéneros dentro del paisajismo chino. Los artistas empezarán a trabajar con óleo sobre lienzo, una de las técnicas más valoradas en Europa desde su perfeccionamiento en el siglo XV, y se producirán para la exportación detalladas panorámicas costeras que serán enormemente apreciadas en Occidente. Estas vistas, como las que presentamos, poseen una gran precisión topográfica, de manera que pueden reconocerse los diversos puertos comerciales a los que arribaban los barcos occidentales. En ocasiones incluso es posible identificar los almacenes de diversas naciones, así como sus barcos, gracias a la representación de sus banderas. En estas pinturas se conjuga, pues, el exotismo de los paisajes lejanos y las embarcaciones chinas, los juncos, con la representación de lo que era conocido y apreciado por los compradores occidentales.
 

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