Arte sin censura.

Quizá la mejor manera de describir esta subasta sea empezar con una pregunta. ¿Qué vemos? Parece algo simple pero cuando hablamos de arte esta pregunta encierra una complejidad mucho más profunda. Si pudiéramos responder teniendo delante al David de Miguel Ángel podríamos tener múltiples respuestas, pero básicamente se podrían resumir en dos:  la vacía y simplona, un mero cuerpo desnudo masculino, o la que trasciende, la contemplación de un belleza tan apabullante y espectacular que conmueve hasta el alma.

Cuando nos ponemos delante de una obra de arte con el tema del desnudo deberíamos de hacernos siempre esa pregunta para abordar cada pieza como se merece. El cuerpo humano como un reflejo de la naturaleza es en sí una fuente de la belleza, de la proporción y sensibilidad. La atracción que sentimos por otras personas parte muchas veces de la propia contemplación de esa belleza externa, pero cuando esa belleza se traslada a un lienzo o de moldea en una escultura toda esa fuerza queda encerrada en la obra y trasciende al mismo modelo humano.  Cuando estamos por tanto ante un cuadro, por ejemplo, podemos ver como el pintor inspirándose en la propia naturaleza humana recurre a algo de un desnudo sin que este ofenda. Un pecho por muy erótico o sugerente que parezca puede ser visto como lo que es, un pecho, una parte más de nuestra propia morfología. ¿Acaso el pecho de una Virgen de la leche ha de censurarse cuando ese mismo gesto es tan cotidiano, dulce y normal en nuestro día a día como el de una madre amantando a su hijo?

Se podrían encontrar muchas formas de defender el que un artista se inspire en un cuerpo desnudo para ejecutar su obra. ¿Cómo no tomar como referencia el paisaje, o cualquier elemento que nos rodea, y evitar al más cercano de todos que es nuestro propio cuerpo? ¿Cuántos santos han podido ser pintados desnudos en una etapa de censura en la que los dogmas y el fervor predicaban pudor? ¿No es acaso la magdalena penitente un ejemplo de que un alma desgarrada y entregada al arrepentimiento quiera demostrar ese sacrificio despojándose de todo hasta realmente encontrarse desnuda ante nosotros?  ¿Cómo no nos puede conmover esa imagen?¿Cómo no resultarnos moderna?

Una mujer desnuda sobre una cama podría ser una insinuación clara, un gesto de lujuria e invitación a la pasión. Venus, Diosa del amor, bien lo promovía, pero en una obra el tema queda muchas veces arrollado por la fuerza de la misma pintura. La diosa interpretada por Nani Serrano en nuestra subasta se ve moderna e innovadora, no le ha impedido tomar como referencia la obra de Sustris y Tiziano cuatrocientos años atrás que partieron del mismo ideal, la belleza del cuerpo femenino es y será un ideal de belleza capaz de evocar en cualquier tiempo.

Lote: 35144111. NANI SERRANO (Alcoi, 1967). Venus y Cupido, 2018.

La fotografía podría considerarse como la expresión del desnudo en el arte más agresiva pues nos choca directamente con una realidad inmediata y casi tangible. En nuestra opinión, esa agresividad no justifica ninguna censura. Las fotografías de Miquel Serrano que subastamos podrían considerarse como provocadoras y seguramente retiradas de medios o redes sociales por mostrar sin pudor a un hombre y a una mujer. No deberíamos de considerar la fuerza de una fotografía como un insulto sino como un mensaje directo y potente que ofenda sólo a quien carece de capacidad para entender el valor mismo del arte.  El arte como máxima expresión creadora del hombre siempre se verá obligado a inspirarse en su propia naturaleza humana y como es lógico en la máxima expresión de esanaturaleza: bella, despojada, directa y por tanto desnuda.

MIQUEL NAVARRO (Mislata, Valencia, 1945). "Desnudo femenino" y "Desnudo masculino"