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Claudio CASTELUCHO (Barcelona, 1870 – París, 1927), “La defensa de Gerona”.

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CASTELUCHO DIANA, Claudio (Barcelona, 1870 – París, 1927).
“La defensa de Gerona”.
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 135 x 213 cm; 140 x 217 cm (marco).

En este cuadro de historia, Castelucho representa la defensa de la ciudad de Girona de los sucesivos ataques de los franceses en la Guerra de Independencia Española, que tuvieron lugar entre 1808 y 1809. El tercero y último de estos sitios de la ciudad fue un asedio de siete meses a la ciudad por parte de la Grande Armée francesa. Girona se mantuvo en lucha bajo el mando del general Álvarez de Castro, hasta que la enfermedad y el hambre llevó a la capitulación el 12 de diciembre de 1809.

Otros pintores de la segunda mitad del siglo XIX, como Álvarez Dumont o Ramón Martí Alsina, pintaron este Tercer Sitio de Girona, pero Claudio Castelucho recrea la defensa de la ciudad sin tomar en cuenta precedentes, escogiendo un lenguaje claro y narrativo, rico en la descripción de los detalles y a la vez cargado de tensión y dinamismo. Destacan especialmente dos figuras que llaman la atención sobre la multitud que lucha y muere. La primera es un monje que alza la cruz y levanta la mirada al cielo. La segunda, una mujer que, situada junto a un cañón, alza la mano derecha y grita, arengando al pueblo gerundense. Finalmente, completando la narración, Castelucho sitúa sobre el cielo las fechas 1808-1814, de inicio y fin de la Guerra de la Independencia.

Artista perteneciente a la escuela española en París, Castelucho se instaló en Montparnasse, donde fundó y dirigió, junto a Séller y Danenberg, la academia de La Grande Chaumière. Su academia fue muy frecuentada por artistas extranjeros, especialmente escandinavos, de Europa del Este y de habla hispana. Entre sus discípulos destacaron Tamara de Lempicka, Joaquín Peinado, Serra Llimona, Ossip Zadkine, Martí Badenes y Navarro Vives, entre muchos otros.

Se data su presencia en concursos artísticos a partir de 1897, año en que participa en el Salón de los Artistas Franceses con una obra titulada “Sevilla”. Posteriormente concurrió con asiduidad a los Salones de Bellas Artes, así como al de Otoño (1903), el de los Independientes (1904-1914) y el de los Orientalistas. Activo desde los años 90 hasta su fallecimiento, compaginó la pintura y la docencia con una importante labor como galerista. Expuso en galerías como la prestigiosa Bernheim Jeune, que tenía en nómina junto a Matisse y Van Dogen e incluyó a Castelucho junto a Bonnard y Edouard Archinard en una colectiva celebrada en 1917.

 

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