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RODRÍGUEZ DE GUZMÁN, Manuel (Sevilla, 1818 – Madrid, 1867). Lote 34000588

LOTE EN SUBASTA

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RODRÍGUEZ DE GUZMÁN, Manuel (Sevilla, 1818 – Madrid, 1867).
“Rinconete y Cortadillo”, 1865.
Óleo sobre lienzo.
Firmado y fechado.
Medidas: 126 x 176 cm; 150 x 200 cm (marco).
Obra realizada por encargo del Ministerio de Fomento. Otra versión de la misma escena está expuesta en el Museo del Prado (óleo sobre lienzo, 126 x 176 cm, firmado, 1858 [P7647]).

Destacado pintor especializado en escenas costumbristas y folklóricas andaluzas, Rodríguez de Guzmán inició su formación en la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría en Sevilla. Allí fue discípulo de José Domínguez Bécquer, quien le inició en la pintura costumbrista, y bajo cuya dirección desarrolló el pintor su primera etapa. Progresivamente fue acometiendo pinturas de mayor empeño compositivo, ambientadas en escenarios más amplios que los de sus primeras obras.

Atraído por el interés de Isabel II por sus pinturas, en 1854 se establece en Madrid con intención de trabajar como pintor de corte. Este interés cristalizó en una propuesta que Rodríguez de Guzmán elevó a la reina, consistente en la realización de una amplia serie pictórica que recogiese las distintas fiestas, ferias y romerías que se celebraban en España, comprometiéndose en realizar un cuadro de este tipo al año. Aunque finalmente no pudo completar el proyecto, el pintor llevó a cabo varias obras que pasaron a formar parte de la colección real, como su obra maestra, “La feria de Santiponce”. Amigo de Antonio María Esquivel, participó asiduamente en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, obteniendo en 1858 una mención honorífica por su obra “Rinconete y Cortadillo”, inspirada en las “Novelas Ejemplares” de Cervantes.
La actividad de Rodríguez de Guzmán en Madrid gozó de especial predilección oficial, puesto que el Estado le adquirió en 1864 dos obras, hoy en paradero desconocido, tituladas “Las habaneras” y “Gitana diciendo la buenaventura a unos gallegos”. Trabajó asimismo los temas taurinos, de historia e incluso el retrato, revelando en estos últimos una factura marcada por un desenfado técnico de evocación goyesca, quizás derivado de profunda amistad con el pintor Eugenio Lucas. Su pintura se caracterizó por un colorido brillante, así como por su gran facilidad para captar con naturalismo e instantaneidad los tipos populares, organizados en escenas repletas de figuras descritas minuciosamente.

Su arte destaca asimismo por la maestría compositiva, así como por el empleo de una pincelada ágil y deshecha, que otorga una gran vitalidad a sus escenas. Hoy en día, Manuel Rodríguez de Guzmán es considerado el mejor pintor del costumbrismo romántico andaluz, y está representado en destacadas pinacotecas como el Museo del Prado, el Museo Romántico de Madrid, el Thyssen-Bornemisza, el de Bellas Artes de Sevilla o el Patrimonio Nacional, entre otras coleccione públicas y privadas.

 

 

 

 

 

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