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Plato en cerámica de reflejo metálico. Manises, finales del siglo XVI. Lote 34002733

LOTE EN SUBASTA

LOTE EN SUBASTA

Importante plato; Manises, finales del siglo XVI.
Cerámica de reflejo metálico.
Con roturas restauradas. Presenta desperfectos.
Medidas: 48,5 cm de diámetro.

Plato levantino de extraordinario tamaño, realizado en cerámica y decorado con la técnica del reflejo metálico, que se combina con relieves y detalles en esmalte azul de cobalto. Presenta un tetón central resaltado, con gallones oblicuos, decorado en su centro con la figura de un ave esmaltada. Las molduras que separan el caveto del alero y que remarcan el perímetro de este último están también realizadas en relieve, a molde. El plato presenta una tupida decoración vegetal sintetizada, a base de pinos y palmetas alternados, y sobre fondo azul presenta decoraciones pesudoepigráficas que imitan la caligrafía árabe. En el exterior está también decorado con reflejo metálico: un motivo avenerado sintetizado en el centro, y dos bandas de hojas serradas.
La cerámica de reflejo metálico será el gran arte del periodo nazarí, si bien nace en la España de época almohade, entre la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII. Es una técnica de origen persa, encontrándose los primeros documentos referentes a ella en el año 1066, si bien no nos han llegado ejemplos anteriores al siglo XII. En épocas posteriores tendrá especial desarrollo en Manises, donde se continuará la tradición hispanomusulmana tanto en el aspecto técnico como en el decorativo.
Se trata de una cerámica esmaltada, es decir, con un baño de esmalte blanco, muy puro en los mejores ejemplos, que se cuece en el horno. Sobre él, ya frío, se decora con un pigmento compuesto por cinco ingredientes básicos: cobre, plata, azufre, almazarrón (óxido de hierro) y vinagre. El tono final dependerá de la proporción de estos componentes, resultando más dorado si lleva una mayor cantidad de plata, y más rojizo si predomina el cobre. Finalmente se realiza una segunda cocción de la pieza, a 650ºC, en atmósfera reductora, para fijar la decoración. Una vez cocida la pieza, la decoración queda de color negro, por lo que se ha de bruñir para obtener el tono dorado metálico brillante final.
Durante el periodo nazarí, entre los siglos XIII y XV, en las piezas de reflejo metálico veremos todo el repertorio ornamental de la cerámica hispanomusulmana: mano de Fátima, “ohm”, nudo, ataurique, epigrafía, motivos vegetales, escamas, decoraciones imbricadas, etc., siempre con composiciones que llenan todo el espacio, con un cierto carácter de “horror vacui”. Como vemos en esta pieza, en los siglos siguientes el estilo continuará ya en territorio cristiano, manteniéndose las composiciones densas y los motivos lineales, vegetales y geométricos, si bien se añadirán elementos figurativos que no existían en el arte islámico, como es el caso del pájaro que aquí ocupa el centro del asiento.

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