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MURGUÍA DE CASTRO, Ovidio (Lestrove, A Coruña, 1871 – A Coruña, 1900). Lote 33008657

LOTE EN SUBASTA

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MURGUÍA DE CASTRO, Ovidio (Lestrove, A Coruña, 1871 – A Coruña, 1900).
“Paisaje”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 97 x 146 cm; 105,5 x 155,5 cm (marco).

Murguía nos muestra en este lienzo un paisaje trabajado en gran profundidad, poblado sólo por dos pequeñas figuras plenamente integradas en el escenario, que nos sirven a la vez de Cicerones y como muestra de la escala monumental del paisaje, que empequeñece al hombre con su tono grandioso y escenográfico.
Se trata de una composición de acusada perspectiva en abismo, estructurada de forma que se realce su espacio tridimensional y se conciba como una suerte de escenario ilusorio, efecto que queda realzado por la neta separación entre los primeros planos y el fondo, un recurso heredado directamente del paisajismo romántico, y que tiene su origen en la “veduta” veneciana. Esta diferenciación de los planos se basa tanto en el tratamiento cromático –más opaco y variado, de pincelada densa, en los primeros términos, y más suave, diluido y difuso en el fondo, por efecto de la distancia, como en el lumínico, dado que mientras el fondo aparece iluminado de forma unitaria por la clara luz que irradia el cielo despejado, en los primeros planos se incide en el contraste de luces, sombras y medias sombras, especialmente patente en la unión de las dos orillas del riachuelo.
Hijo de los escritores Rosalía de Castro y Manuel Murguía, comienza a pintar en Santiago de Compostela, en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, donde tuvo como maestro a José María Fenollera. Durante estos años, Murguía se vincula al núcleo intelectual de La Coruña, ciudad donde expuso sus obras con cierta asiduidad. Su traslado a Madrid en 1895 marcará un punto de inflexión en su carrera, determinada por sus visitas al Museo del Prado. En la capital conoce al que será su protector, Eugenio Montero Ríos, quien le encargó la decoración del Palacio de Lourizán en Pontevedra. Este será el momento álgido de su carrera, truncada tristemente al fallecer de tuberculosis en 1900.
Representación de la llamada Generación Doliente, fue especialmente importante su papel como paisajista cuando, apartándose del academicismo, comience a pintar al natural, desarrollando un estilo que fusiona el naturalismo con la espiritualidad romántica.
Está representado en los museos de Galicia, especialmente en los de Pontevedra y La Coruña, así como en multitud de colecciones particulares.

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