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Obras destacadas

Desde Setdart Subastas os presentamos algunas obras interesantes en subasta y que rematan la semana del 29 de Junio al 02 de Mayo.

Para más información puede clickar en el enlace directo al boletín aquí.

FIGURA DE JÚPITER IMPERIO ROMANO

Valor estimado: 15000-18000 €

Final de subasta : 31 May 2017 18:56

 

 

Escultura Imperio Romano

Lote 35169757

Durante el Imperio romano, el arte se alzó como  uno de los principales exponentes de su civilización y de hecho se ha convertido en una de las manifestaciones más valiosas para el mundo occidental. A pesar de que la arquitectura fue su principal seña de identidad también cabe destacar la magnifica producción escultórica llegando a adquirir un papel muy significativo  en la sociedad romana. A través de estas imágenes relacionados con lo sagrado el poder y la política se creó una unidad simbólica entre los diversos pueblos del Imperio incidiendo en su  vida social económica y religiosa. En la escultura de mármol que presentamos  es visible el gran peso que tuvo la tradición griega para el arte romano, siendo esta, una de sus principales herencias.  Equivalente al Dios griego Zeus, el culto a Júpiter fue introducido en Roma por Numa Pompilio. De hecho,  el mayor templo romano fue  construido en su honor en la colina Capitolina,  donde fue venerado como “Júpiter, el mejor y más grande’”, protector de la Ciudad y del Estado romano, de quien emanan la autoridad, las leyes y el orden social. En el caso que nos ocupa aparece representado con la toga que deja entrever su potente pero equilibrada anatomía. La oposición armónica de las distintas partes de la anatomía conocida como contraposto le otorga una mayor sensación de movilidad y contribuye a romper la ley de frontalidad y minimizar la rigidez. A los pies del Dios encontramos  el águila como  uno de los atributos con los que iconográficamente se le representa junto al rayo y el cetro de mano.

 

MILLARES, Manolo. “Sin título”

Valor estimado: 26000-30000 €

Final de subasta : 31 May 2017 18:45

Pintura Millares

Lote 35169699

La renovación del panorama artístico español de la segunda mitad le siglo xx tuvo entre sus nombres destacados el de Manolo Millares. De origen canario, inició su formación de manera autodidacta imbuido del ambiente surrealista. Millares siempre mostro un profundo arraigo a su tierra a través de composiciones que remiten  a  ciertos aspectos desaparecidos  de la cultura autóctona como los guanches, antiguos aborígenes que habitaban la isla. En 1955, con su llegada a Madrid se producirá un punto de inflexión tanto a nivel personal como artístico.  Será en esta ciudad donde  gestará y desarrollará el lenguaje plástico que terminaría constituyendo la base de su producción artística, explotando al máximo las posibilidades que las distintas técnicas y materiales le ofrecían. Dos años mas tarde, contribuye, junto a artistas como Saura, a la fundación del grupo “El Paso”  que a pesar de su corta vida, llegó a constituir un gran revulsivo en el  arte español. En este momento su obra se torna más violenta y oscura, realizando  sus obras con sacos agujereados, tela de arpillera y cuerdas en las que pegaba objetos sacados de la basura ensalzando el valor de la materia como vehículo expresivo. Los materiales citados eran luego cubiertos con capas chorreantes de pintura. La obra  que nos ocupa, a pesar de no tratarse de una de sus conocidas arpillarías, podemos relacionarla con algunas de las características que marcaron la producción de esta época. Desde su entrada en El Paso hasta la mitad de los sesenta, su paleta se reduce drásticamente. El negro, como en este caso, es el color protagonista de sus obras, que a menudo combina con tonos rojizos, ocres y marrones favoreciendo el efecto dramático que pretende lograr. Por otro lado, a través de formas que contienen reminiscencias antropomórficas aporta un matiz social y moral, denunciando las atrocidades   y  la barbarie del mundo, mostrando de esta manera, una clara voluntad de realizar un arte comprometido con las circunstancias históricas.

 

DARÍO DE REGOYOS Y VALDÉS

“Pequeña calle de Toledo”

Valor estimado: 30000-40000 €

Final de subasta : 30 May 2017 18:10

Pintura

Lote 35092838

 

Considerado el mayor exponente impresionista de ámbito nacional, la obra de Dario de Regoyos constituyó el triunfo de las técnicas pictóricas modernas en España.  No obstante, su espíritu innovador no siempre tuvo  la aceptación de la que goza en la actualidad. Este hecho, responde  al deseo del artista de introducir en España la modernidad pictórica de la que el país aun se encontraba muy alejado. Estas ansias de renovar el panorama artístico, le llevaron a dejar de lado  la tradición académica,  y adentrarse en el Impresionismo llegando a superarlo  con el  puntillismo y pre-simbolismo.  El artista fue de los primeros en sentir la necesidad de traducir la expresión plástica de la luz sobre el paisaje.  A lo largo de su vida realizó numerosos viajes por España, Bélgica, Holanda, Francia e Italia en busca de motivos pictóricos. A partir de los años noventa intensificó sus relaciones con los pintores franceses postimpresionistas. En el año 1890 expone en el Salón de los Independientes, donde exhiben sus obras los artistas más destacados de la época. Con fuertes conexiones con el puntillismo, cultivó ante todo  el paisaje del campo castellano y vasco, donde predominan los contrastes de luz y sombra y donde el cromatismo, especialmente al final, es más encendido. El maestro no ceso en su búsqueda por expresar  la impresión inmediata que produce la apariencia de las cosas, la fugacidad de los efectos de la luz y la presencia rotunda de las sombras. Trabajaba directamente del natural, au plein air, con rapidez y sin bocetos previos, a la manera de los Impresionistas. La presente obra muestra una humilde calle de la ciudad de Toledo, con arquitectura antigua, de una manera que recuerda a los Impresionistas en algunos puntos en concreto, pero llegando a superar esta corriente artística francesa. La pincelada, suelta y rápida,  domina sobre el dibujo, ausente de la composición, y ésta también queda supeditada al colorido de la obra. En palabras del propio artista “Si volviera a comenzar mi vida, volvería a utilizar una paleta clara, sin tierras ni negros, y solo haría paisaje, entregándome por completo a las impresiones que recibiera de la naturaleza” convirtiéndose en una rotunda declaración de intenciones

 

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