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Escuela italiana del siglo XVII. “El descanso en la huida a Egipto”.

Escuela italiana siglo XVII

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Escuela italiana del siglo XVII.
“El descanso en la huida a Egipto”.
Óleo sobre lienzo.
Reentelado.
Con marco del siglo XIX.
70 x 100 cm; 91 x 120 cm (marco).

 

 

En este lienzo el autor nos presenta el descanso en la huida a Egipto, con la Sagrada Familia en un paisaje rocoso, los tres personajes en primer término, en una composición en friso de cariz clásico. El centro de la imagen lo ocupa la Virgen, sentada en el suelo, monumental en su representación gracias a los amplios paños de sus ropas, con el Niño desnudo en sus brazos, al que sostiene en el frente, casi mostrándoselo al fiel que ora a los pies de la imagen. Junto a ellos, pero en un segundo plano, aparece San José, mirando directamente a Jesús. No obstante, José no aparece totalmente relegado, porque aunque su cuerpo quede envuelto en penumbra su rostro queda vivamente iluminado, de forma que nuestra mirada se fije en él, como tercer punto principal de atención de la composición. Además su presencia, que rompería el equilibrio de la composición triangular central, queda compensada con el risco montañoso que aparece en el lado izquierdo, por lo que su figura cumple además una función compositiva dentro de la escena, equilibrándola y completando la armonía de la imagen. Cabe señalar también la presencia de un hatillo y una calabaza de agua en el ángulo inferior izquierdo, detalle anecdótico que añade algo de narratividad a la escena, dotándola de un mayor realismo, acorde con el espíritu barroco. De hecho, no se nos presenta la escena con triunfalismo ni un acusado carácter escenográfico, sino que el autor busca que el fiel se identifique con el sufrimiento de Jesús y su familia, y por tanto los humaniza, eliminando todo símbolo o alegoría sagrada.

Formalmente en esta obra domina la influencia del clasicismo romano-boloñés de los Carracci y sus seguidores, una de las dos grandes corrientes del barroco italiano, junto al naturalismo caravaggista, y de hecho la que finalmente se impondrá en el pleno barroco. Así, la composición es triangular (aunque se introduce el dinamismo netamente barroco mediante una ligera y compensada asimetría), las figuras son monumentales, de rostros idealizados y gestos serenos y equilibrados, en una representación idealizada cuya base parte de los cánones clásicos. También la retórica de los gestos, teatrales y elocuentes, netamente barrocos, es algo típico del clasicismo italiano del XVII. Cabe señalar asimismo la importancia del aspecto cromático, muy pensado, entonado y equilibrado, centrado en gamas básicas en torno al rojo, el ocre y los tonos terrosos, que integran armónicamente a las figuras en el entorno de paisaje. También la forma de componer la escena, con un ritmo circular establecido por las tres figuras, y cerrada por ambos lados con elementos naturales, pero abierta a un profundo paisaje en el centro, es típico de esta escuela del clasicismo barroco. Sin embargo, pese al dominio de lo clásico se advierte una cierta influencia del naturalismo, especialmente en el aspecto lumínico. Así, la luz aunque es natural es dirigida, centrada en la escena principal y dejando el resto en penumbra, diferenciando así los diferentes planos del espacio y centrando la atención del espectador en la escena.

La huida a Egipto es un episodio del Evangelio de Mateo muy tratado en el arte, utilizado con frecuencia para identificar a la Sagrada Familia con los desfavorecidos por la emigración y la represión política. El relato del Nuevo Testamento, muy breve y propio del Evangelio de Mateo, narra cómo un ángel se aparece en sueños a San José y le indica que debe huir a Egipto junto a María y el Niño, pues el rey Herodes lo estaba buscando para matarlo. José obedece, y al cabo de un tiempo se le ordena volver, de un modo similar. El propio evangelista ve en el episodio el cumplimiento de una profecía del Antiguo Testamento: “de Egipto llamé a mi hijo” (Oseas, 11,1). En los evangelios apócrifos y en la tradición cristiana posterior, este episodio se ampliará con multitud de anécdotas y milagros acaecidos a lo largo del viaje, entre los cuales encontramos el descanso en la huida a Egipto, pausa obligada para que la Virgen amamante al Niño.

 

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